27 enero 2012

Permíteme sentirte un poco más.

No pretendo asustarte; tampoco aturullarte. No quiero parecer recelosa, ni tampoco una cínica. Solo deseo que, al margen del resto, creas que esto es de verdad. Que cuando digo que me muero, es por ti, y que si desapareces, mi vida se va contigo. Poca importancia tiene mi porvenir si no es abrazado por el tuyo, aunque sea de forma casi imperceptible, aunque tú no lo desees así.  Lo siento, es de primera necesidad.

Mi corazón no muestra ningún acercamiento hacia otra forma de alimentación; de hecho, si fuera capaz de tal cosa, se arrancaría de cuajo y sucumbiría, entre pequeñas convulsiones, y así, habría muerto en vida, con el cuerpo en pleno movimiento, pero vacía por dentro. Y es que, no puedo vivir sin ti. No hay manera.

Por ello, te anticipo que solo quiero pedirte una única cosa. Una.

Permíteme, aunque sea una última vez, sentirte un poco más: tan cerca que las respiraciones sean una y tu sonrisa se funda con mi boca hambrienta que te devora; tan fuerte que el estruendo de los latidos, vírgenes de sentimiento, se conviertan en una dulce nana, soñadora, perezosa; tan despacio que vislumbre el número exacto de pestañas que enmarcan tus ojos y pida un deseo, por cada una, que incluya un ‘nosotros’,  de esos que ya echaba  tanto de menos.

De los que están escritos en braille y son tan complicados de descifrar. De esos que a ti te encantan porque te hacen reír y a mí llorar.

3 comentarios:

  1. Qué forma tan mágica de usar metáforas. Me encanta...

    ResponderEliminar
  2. ¿Dónde ves lo mediocre? Está cargado de sentimiento, me ha sugerido una explosión de emociones que necesitaba estallar ya, y lo has hecho de forma fabulosa.

    Espero que este sea un retorno definitivo, y que nos sigas deleitando con textos como este. Felicidades y bienvenida.

    ResponderEliminar
  3. Tus metáforas = igual a amor.


    Mi parte favorita:

    (Permíteme, aunque sea una última vez, sentirte un poco más: tan cerca que las respiraciones sean una y tu sonrisa se funda con mi boca hambrienta que te devora; tan fuerte que el estruendo de los latidos, vírgenes de sentimiento, se conviertan en una dulce nana, soñadora, perezosa)


    Ay, qué mágica eres.

    Besos :)

    ResponderEliminar